Esa horterada puede venir de los disfraces de los contrayentes. En todas las bodas a las que he asistido, de distinta índole, cultura y condición, a los esposados se les viste de manera horrible, de tal manera que solo se salvan aquellos que en su día a día tiene un gusto muy superior a los demás. Encima los complementos no invitan al buen gusto: piénsese solo en el ramo de flores.
"Por favor ponga cara de que le va a querer toda la vida...No, no, cara de aburrimiento no, de amor...Bueno, pues finja, que solo llevan 20 minutos casados"
Pero ni siquiera estos que previenen la horterada con su gusto pueden hacer frente a los invitados: ¡Esa corbata del mejor amigo del novio! ¡Esos moños de las madres! ¡Ese maquillaje de lagarterana de la amiga de la novia! ¡Ese vestido a modo de envoltorio de bombón -- lazo incluido -- con el que se afea la más guapa! Siempre hay un invitado que da la nota.
Luego puede que la horterada venga en forma de comida , con la tarta y la espada de Toledo con la que se arman marido y mujer para cortar -- o destrozar --sus consecutivos pisos. Y si ya todo van orden y no hay ningún incidencia ni falta de gusto, ya vendrá del dj de turno a poner paquitoc el chocolatero o la orquesta en directo a tocar el 'ya bent bladi'.
Por eso las bodas que tienen más gusto son las que se celebran por poderes.
Y vosotros, mis queridos 14 lectores, os preguntaréis a que viene este ataque. Sencillo: razón primera, no tengo boda -- ni propia no ajena -- a la vista; razón segunda: he visto este post en Ziza.ru y me han dado ganas de despotricar contra las bodas.