El pasado miércoles hacía en Madrid bastante calor; así que después de comerme un bocadillo, me quedaba aún tiempo para estar al fresco viendo libros antes de volver al trabajo.
La Casa del Libro es un lugar bastante apetecible para ojear libros. Lo prefiero a la Fnac para este menester: los pasillos son más anchos, está mejor ordenado, y no hay tanto tumulto.
Mientras ojeaba unos libros de "política", una categoría especie de cajón desastre donde cabe de todo, vi que una mujer fotografiaba las ilustraciones de un libro grueso de tapa dura, de los de arte, de esos que cuestan más allá de los 40 euros.
De rodillas, refugiada de la visión de los vendedores, la mujer iba pasando las páginas, y cuando llegaba a una ilustración que le interesaba, la fotografiaba. No se dio cuenta de que a ella también la estaban fotografiando.
No sé cual era el propósito de esta mujer. Me inclino por pensar que estuba recabando ilustraciones para una tesis doctoral sobre el cubismo, y el precio del libro le disparaba el presupuesto; tal vez, ahora que ha llegado el verano, estaba buscando inspiraciones para una estampado de un pareo que ella misma piensa pintar sobre el que le han regalado con el Cosmopolitan, y así maquearlo para que no parezca un clon a tantos otros de las playas de Marbella; o puede que sea una artista en búsqueda de inspiración. ¡Qué sé yo!
Hasta que no la vi, no lo había pensado: con una cámara de fotos digital te puedes fusilar en estas tiendas la parte de un libro que te interese. Lo fotografías en vez de robarlo. No está mal.
También hasta que la vi, una de mis estúpidas perversiones de enfant terrible, era escribir un buen libro (lo suficientemente bueno para que un editor tire 100 ejemplares en la primera edición) e ir a la Casa del Libro o la Fnac a choricearlo, con todo el morro y sin quitarle la protección, para que se disparasen todas las alarmas. Digo hasta ahora, porque fotografiarlo también me parece una buena idea, pero sin esconderme detrás de un mostrador, para que me vean bien, que para eso será un libro escrito por mi.
Volviendo a nuestra fotógrafa de libros, estoy viendo ya los agradecimientos de su tesis doctoral: "Además de a toda mi familia, quiero agradecer a todos los empleados de la Casa del Libro la negligencia en la vigilancia de la sección de arte, que me permitió fotografiar cuanta ilustración me hizo falta para esta tesis doctoral."
PS: Si alguno de mis catorce fieles lectores tiene un buen argumento para mi libro, por favor, me lo comunique. Le incluiré en mis agradecimientos y le invitaré a robarlo y fotografiarlo juntos. La abogada la pongo yo.