lunes, 19 de octubre de 2009

Una llamada, 1 minuto 43 segundos

Dicen que en muchos aspectos nos parecemos mucho. En el que más, en la brevedad de las llamadas telefónicas. Los que nos conocen aseguran que "nos quema el teléfono en la mano". Reducimos las conversaciones a un "¿Qué tal? ¿todo bien? ¿alguna novedad?", con respuestas tan escuetas como "Todo bien", "sin novedad" o un dicho árabe: "dunia hania wa sma safia" (el mundo tranquilo y el cielo despejado).

Ayer por la noche hablamos por teléfono. Llevábamos sin hacerlo unos cinco días. La llamada duró 1 minuto 43 segundos. Pero estoy convencido que tanto él como yo sabíamos que sobraban los 43 segundos.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Flash anular con mis propias manos

No soy un manitas. Más bien soy un manazas. En el colegio siempre sacaba un aprobado raspado, muy raspado en Educación Plástica: plásticamente soy un maleducado.

Pero hoy me he propuesto ahorrarme unos 500 eurillos, y me he fabricado mi propio flash anular. El resultado ha sido este:

He intentado imitar este modelo. No tenía caja cuadrada para hacerme este otro, pero lo intentaré. No me ha salido perfecto. Digamos que está chapuceramente finiquitado. Pero funciona. A los resultados me remito:


Y no podía falta mi fiel modelo, Belinda, que aunque no lo parezca viene de China:




PS: Mis queridos 14 lectores. Las estadísticas no engañan: sois siempre 14 los que leéis cada día este inmundo blog. Ni uno más, ni uno menos. Lo digo por el insistente "Yo", que comenta que ahora la comunidad de lectores se ha ampliado a 15. Pues no. Se habrá muerto otro, le habrá disgustado un comentario y no ha vuelto, ¡qué sé yo!, pero este maldito blog solo lo leen 14 personas. Y 14 gracias todos los días os brindo para aguantar estas soberanas chorradas (peloteo para mantener al público satisfecho).

PS2: Por cierto creo que Míster Increíble se ha ido con la china. Con eso de que Belinda no conoce aún Madrid, el tío le ha soltado un "yo te enseño lo que haga falta". Creo que a ella le van más los surferos veinteañeros tostados al sol que un tipo cuarentón con panza venido a menos...

Ps3: Para los más torpes hay otro modelo, basado en un bote de plástico opaco. Yo no lo he podido hacer, porque al fregasuelos del Continente (único que reúne las características exigidas) le queda un poco, y no es plan (aunque lo he pensado) de ponerme a fregar para gastarlos antes.

domingo, 11 de octubre de 2009

Escribiendo con mi propia letra

Ayer me acosté a las tres de la mañana. Estaba en disposición de hacerlo una hora y media antes, pero encendí el ordenador y anduve trasteando. La culpa la tenía Afiches, que me ayudó a hacerme mi propia fuente a partir de mi letra escrita usando Font Capture. Pero eso no fue todo. También me pasó miles de Brushes (ella no vean como lo pronuncia de bien) para usar en el Photoshop: desde aviones, coches, hojas, gasolineras, formas diversas y divertidísimas. He aquí una mezcolanza.

Aquí te explican como se usa Font Capture. No hagáis como yo, mis queridos 14 lectores: tomaroslo con calma, como si fuera una de esas odiosas plantillas que nos ponían en el cole para tener una letra decente. Yo ni con esas: mi letra, y a la prueba de arriba me remito, es un horror.

lunes, 5 de octubre de 2009

Escena (I)

Calle Mayor. Una de la tarde. Un padre (rondando los cuarenta) y una hija (cinco o seis años) caminan hacia la Plaza Mayor. La niña suelta una moneda ante un hombre quieto, congelado y disfrazado de soldado. Cuando la pieza choca contra el resto de la recaudación matutina, el soldado responde disparando una metralleta de juguete, con una luz roja en el cañón que se acompasa con un histriónico sonido.

Los dan unos pasos, lo suficiente para que parezca que la estatua humana no le lleguen a sus oídos las palabras que el padre le va a decir

-- Hija, no puedes darle moneditas a todos...tienes que eligir el que más te guste, el que mejor lo haga...

-- ¡Pero si lo hacen todos muy bien! - responde la niña con un puchero

-- Ya pero tienes que elegir, que sino te vas a quedar enseguida sin monedas...

-- ¿Y si me gusta uno más que otro le puedo quitar la moneda que le he dado?

La conversación se pierde entre el ruido del acordeón de un acordeón al que padre e hija se dirigen.