Pero resulta que, económicamente, una República nos saldría mucho más cara. Veamos algunas cifras.
Los partidos políticos tendrían que gastarse dinero en las campañas electorales. Pongamos que cada 4 años hay elecciones para la jefatura del Estado. Si el gasto es equiparable al de las últimas elecciones generales, el PP gastaría 11,42 millones de euros; el PSOE, un poco más modesto, gastaría 10,5 millones; e IU se iría a unos 5,7 millones. Es decir, entre los tres partidos nacionales se gastaría unos 27 millones de euros en cada proceso electoral. Hay que recordar, primero, que parte de estos dineros salen del presupuesto general del estado, de acuerdo con los resultados de las elecciones anteriores (es decir, el estado premia a los que mejores resultados tienen). En segundo lugar, que estas cifras son las oficiales. Las reales serán seguramente mayores.
Pero en un proceso electoral la administración general también gasta dinero (en imprimir las candidaturas de todos los partidos, hasta de los Antitaurinos, los parados cabreados o el Partido de la Asociación de Viudas y Esposas Legales, y garantizar que todas llegan en igual número a los distintos colegios electorales, en seguridad, en servicios postales para los que votan por correo, etc). Como muestra, el último referéndum de la Constitución Europea, le costó solo al ministerio del interior, unos 80 millones de euros, si bien es cierto este dinero incluía la promoción de la participación. Digamos que, tirando por lo bajo, unas elecciones generales deben costar unos 40 millones de euros.
Por tanto, tenemos que entre lo que se gastarían los partidos y lo que se gastaría la administración central, cada cuatro años nos tendríamos que gastar unos 70 millones de euros solo para elegir al Presidente de la III Republica. Luego tendríamos que sumarle el presupuesto de funcionamiento de esos cuatro años (es decir, sueldo del Presidente, sus asesores, seguridad, fotocopias, cafés con leche, el bocadillo de choped...). Pongamos que un presidente ahorra más que un rey (ya se sabe: no tiene que llevar una corona, que eso cuesta una pasta), y que solo nos costaría 4 millones de euros. Sea como fuera, aún así, la monarquía nos sale.