Si dijera simplemente que nos quedan 7 minutos para que llegue el día del Juicio Final, más de uno se pondría histérico pensando en las cosas que le toca hacer antes de verse delante del Gran Jurado. Otros pensarían que me he vuelto loco de remate, pero en verdad, quedan 7 minutos para ese juicio. Mejor me explico.
En 1947 encargaron a la artista Martyl Langsdorf que ideara una portada para el Bulletin of the Atomic Scientists en la cual se representara el riesgo de las armas nucleares.
A Martyl, esposa de un científico que participó en el Proyecto Manhattan, se le ocurrió dibujar un reloj que marcara los minutos que nos quedaba a la humanidad para que todo esto se fuera al traste después de un hecatombe nuclear.
Desde entonces, un consejo de sabios van ajustando el reloj dependiendo de la evaluación de los riesgos a escala internacional. Así, si hay más riesgo, la manecilla de los minutos se acerca más a medianoche.
El punto de partida se situó a 7 minutos para la medianoche. Era el nacimiento de la guerra fría, con una URSS sacando pecho porque EE.UU había desarrollado la bomba atómica y la había usado en Hiroshima y Nigasaki para acelerar el final de la guerra (y evitar con ello que la URSS llegara a Japón a través primero de Korea). Un año antes, Kennan (un alto funcionario del Departament of State) escribía, bajo el pseudónimo “X”, The long Telegram donde describía el riesgo que suponía la URSS para el mundo libre y capitalista, así como daba algunas pautas para una política de los EE.UU. Era, por tanto, el inicio de una época donde el riesgo de destrucción de la humanidad era palpable.
Con el paso de los años el reloj se iba ajustando. El punto de partida se sitúo a 7 minutos para midnight; dos años más tarde se redujo a tan solo 3 minutos: la URSS había hecho sus primeros ensayos con bombas nucleares.
En 1947 encargaron a la artista Martyl Langsdorf que ideara una portada para el Bulletin of the Atomic Scientists en la cual se representara el riesgo de las armas nucleares.
A Martyl, esposa de un científico que participó en el Proyecto Manhattan, se le ocurrió dibujar un reloj que marcara los minutos que nos quedaba a la humanidad para que todo esto se fuera al traste después de un hecatombe nuclear.
Desde entonces, un consejo de sabios van ajustando el reloj dependiendo de la evaluación de los riesgos a escala internacional. Así, si hay más riesgo, la manecilla de los minutos se acerca más a medianoche.
El punto de partida se situó a 7 minutos para la medianoche. Era el nacimiento de la guerra fría, con una URSS sacando pecho porque EE.UU había desarrollado la bomba atómica y la había usado en Hiroshima y Nigasaki para acelerar el final de la guerra (y evitar con ello que la URSS llegara a Japón a través primero de Korea). Un año antes, Kennan (un alto funcionario del Departament of State) escribía, bajo el pseudónimo “X”, The long Telegram donde describía el riesgo que suponía la URSS para el mundo libre y capitalista, así como daba algunas pautas para una política de los EE.UU. Era, por tanto, el inicio de una época donde el riesgo de destrucción de la humanidad era palpable.
Con el paso de los años el reloj se iba ajustando. El punto de partida se sitúo a 7 minutos para midnight; dos años más tarde se redujo a tan solo 3 minutos: la URSS había hecho sus primeros ensayos con bombas nucleares.
En 1953 el reloj se volvía a ajustar, a solo 2 minutos para medianoche: EE.UU y la URSS habían desarrollado mecanismos termonucleares, lo que suponía una apuesta por estas armas.
En 1960 el reloj volvió a su punto de partida, a 7 minutos del JF. En la década de los 60 el reloj llegó a situarse a 12 minutos de la medianoche, precisamente después de la crisis de los misíles de Cuba (1963): la superación de esta crisis supuso el inicio de un diálogo entre las dos potencias que terminó con la firma de un acuerdo de no proliferación. La irrupción de China como potencia nuclear (1968), supuso de nuevo un adelanto del reloj, hasta los 7 minutos para el JF.
En 1960 el reloj volvió a su punto de partida, a 7 minutos del JF. En la década de los 60 el reloj llegó a situarse a 12 minutos de la medianoche, precisamente después de la crisis de los misíles de Cuba (1963): la superación de esta crisis supuso el inicio de un diálogo entre las dos potencias que terminó con la firma de un acuerdo de no proliferación. La irrupción de China como potencia nuclear (1968), supuso de nuevo un adelanto del reloj, hasta los 7 minutos para el JF.
La firma de varios acuerdos (de no proliferación ratificado por el Senado de los EE.UU y el SALT I y II) retrasan el reloj, hasta los 12 minutos (1972). Pero la llegada de la India al Club Nuclear en 1974 hizo que el reloj se adelantara a los 9 minutos.
En los 80, las acciones del terrorismo internacional, la guerra de Afganistán y la llegada de Regan a la Casa Blanca (con la famosa Guerra de la Galaxias que supuso triplicar el gasto en defensa de la superpotencia) hicieron que el reloj se situara a tan solo 3 minutos para el final.
En los 80, las acciones del terrorismo internacional, la guerra de Afganistán y la llegada de Regan a la Casa Blanca (con la famosa Guerra de la Galaxias que supuso triplicar el gasto en defensa de la superpotencia) hicieron que el reloj se situara a tan solo 3 minutos para el final.
Pero éste crecimiento en el presupuesto militar estadounidense hizo que la URSS no pudiera seguir el ritmo. La firma del tratado entre las dos potencias para eliminar parte del arsenal nuclear (1988), la caída del Muro de Berlín (1989) y los acuerdos STAR (Strategic Arms Reduction Treaty) posibilitaron que el reloj se situara en 1991 más lejos que nunca del final: a 17 minutos de la oscuridad postatómica. Pero la caída de la URSS trajo consigo la falta de control de los arsenales nucleares desimanados por todas las antiguas repúblicas soviéticas. En 1998, Pakistán hace público lo que ya tiempo a tras se sabía: poseía el arma nuclear, igual que su vecina y mayor rival, la India. El reloj pasó entonces a 9 minutos para la medianoche.
Finalmente en el 2002 se situó el reloj a 7 minutos para el final. Los ataques del terrorismo internacional, así como el rechazo de EE.UU a firmar más acuerdos para el control de sus arsenales, hace que el reloj se situara tal y como se había situara como hace casi 60 años. Curiosamente, el grupo de expertos evaluó el riesgo de la guerra de Irak, y llegó a la conclusión de que no había razones para adelantar el reloj que marca la llegada del Apocalipsis.
Así que hoy estamos a 7 minutos para medianoche. Sigue vigente la frase de Einstein: "I do not know with what weapons World War 3 will be fought, but World War 4 will be fought with sticks and stones".
Esperemos que la siguiente vez al reloj le toque retrasarse, pero es significativo que tras 60 años, con una guerra fría superada, pero con más actores nucleares, sigamos en el mismo punto de partida. Y todo pese a premios Nobeles recientes (éste artículo de Liberation no tiene desperdicio).
Otros enlaces: Nuclear Weapons Data y unos mapas publicados por la fundación Carnegie (copiado de asinosonlascosas)
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