lunes, 31 de octubre de 2005

La monarquía no es tan cara

Uno de los argumentos que todos pensamos para ir en contra de la Monarquía como forma de jefatura del Estado en España es que la Casa Real nos sale muy cara. En concreto el presupuesto para 2006 asciende a 9,05 millones de euros.
Pero resulta que, económicamente, una República nos saldría mucho más cara. Veamos algunas cifras.
Los partidos políticos tendrían que gastarse dinero en las campañas electorales. Pongamos que cada 4 años hay elecciones para la jefatura del Estado. Si el gasto es equiparable al de las últimas elecciones generales, el PP gastaría 11,42 millones de euros; el PSOE, un poco más modesto, gastaría 10,5 millones; e IU se iría a unos 5,7 millones. Es decir, entre los tres partidos nacionales se gastaría unos 27 millones de euros en cada proceso electoral. Hay que recordar, primero, que parte de estos dineros salen del presupuesto general del estado, de acuerdo con los resultados de las elecciones anteriores (es decir, el estado premia a los que mejores resultados tienen). En segundo lugar, que estas cifras son las oficiales. Las reales serán seguramente mayores.
Pero en un proceso electoral la administración general también gasta dinero (en imprimir las candidaturas de todos los partidos, hasta de los Antitaurinos, los parados cabreados o el Partido de la Asociación de Viudas y Esposas Legales, y garantizar que todas llegan en igual número a los distintos colegios electorales, en seguridad, en servicios postales para los que votan por correo, etc). Como muestra, el último referéndum de la Constitución Europea, le costó solo al ministerio del interior, unos 80 millones de euros, si bien es cierto este dinero incluía la promoción de la participación. Digamos que, tirando por lo bajo, unas elecciones generales deben costar unos 40 millones de euros.
Por tanto, tenemos que entre lo que se gastarían los partidos y lo que se gastaría la administración central, cada cuatro años nos tendríamos que gastar unos 70 millones de euros solo para elegir al Presidente de la III Republica. Luego tendríamos que sumarle el presupuesto de funcionamiento de esos cuatro años (es decir, sueldo del Presidente, sus asesores, seguridad, fotocopias, cafés con leche, el bocadillo de choped...). Pongamos que un presidente ahorra más que un rey (ya se sabe: no tiene que llevar una corona, que eso cuesta una pasta), y que solo nos costaría 4 millones de euros. Sea como fuera, aún así, la monarquía nos sale.
Todo esto me lleva a pensar qué caro resulta elegir democráticamente a nuestros representantes, pero es un esfuerzo que merece la pena.
Aunque estos reyes que tenemos a mi no me molestan, y dudo que alguno de nuestros políticos tuvieran la capacidad de representar a nuestro país por encima de las ideas y del debate (cuando no pelea) político. ¿Se imaginan a un Aznar de presidente de la República?

viernes, 28 de octubre de 2005

¡Salvad a las tortugas!

En mi casa de Tánger tengo un campo de refugiados de tortugas. Es de la especie tortuga mora. A ellas se refiere Ana en su último post.
Esta entrada solo es de apoyo a la que ha escrito Ana. Por favor, leedlo. Esta especie, protegida en España, está en peligro de extinción; de hecho hay varias iniciativas privadas para su defensa.
Sin embargo, en Marruecos no está tan protegidas precisamente. Aquí solo quiero añadir un par de fotos que les hice a las babytortugas el verano pasado...El movil es mio, pero ya tengo otro mejor que no es tan ladrillo :). La moneda de referencia es un Euro cualquiera. Para que os hagaís una idea del tamaño de las tortugas, el diámetro de un Euro es de 2,325 cm.






Fotografías: dos crías de tortuga mora. Moeh

Abierto a comentarios

En atención a una de mis lectoras, abro el espacio de los comentarios para insertar en el Blog. Hasta ahora había que ser usuario de blogger para que pudieraís poner vuestros comentarios en éste Blog. Ahora cualquiera puede ponerlos. Seguro que esto no va a tener éxito, y el "0 comments" seguirá apareciendo al final de cada post...

jueves, 27 de octubre de 2005

El primer caso de gripe aviar en Francia

Éste es el primer caso de gripe aviar en Francia. (Alia, como veras, no hace falta que me lo envies...;) de eso se ha encargado L.Barrachina)

miércoles, 26 de octubre de 2005

NYC: Día 7 y retirada.

No conté en el post anterior lo bien que me lo pasé con Robert, Lore y Rosa cenando por la noche. La razón fue que no me acordaba de cómo se llamaban los sitios donde estuvimos. De hecho, hoy tampoco me acuerdo. Solo decir que eran sacados del mundo de Labanda. Vaya, una pasada de sitios muy cool.
Visita a la CNN: Tampoco conté mi visita a esta cadena porque simplemente se me pasó. Y eso que me pareció sensacional.
Para uno que ha estudiado eso del periodismo, visitar la CNN es como para un cirujano entrar en el mejor quirófano del mundo, eso si, sin poder operar.
Aqui en NY por unos 15 dolares te enseñan parte de sus instalaciones, en un tour para turistas . La experiencia fue muy buen. Lo tranquilizador es que hasta las mesas de los redactores de la CNN están desordenadas, llena de papeles; los perioidistas están enfrente de su ordenador "cortando" y "pegando" todo el rato (el colmo de la profesión); y las reuniones de equipo son iguales...mucho papel, alguna taza de café...Puro periodismo...¡Qué sana envidia!
El jueves empezó con un buen paseo por Broadway, las últimas compras, y el sabor a despedida que se va mascando en la boca. Del viernes, adelanto, solo contaré que dejé atrás una ciudad espectacular, de la que te vas con la sensación de no haberla conocido entera, pero satisfecho porque sabes que aunque había más comida en el banquente, tu no podías comer más.
El mejor museo del mundo: Por la tarde me di un buen paseo hasta el Metropolitan, que tuve que recorrérmelo en apenas una hora. En éste sitio sentí algo parecido al síndrome de Stendhal. Es el mejor museo que he visto en mi vida. Abarca todos los periodos del arte. Tiene un gusto exquisito en la colocación de las obras. Solo decir que en su interior hay un templo egipcio, un par de capillas con su altares, una habitación con todo el mobiliario de un noble francés del siglo XVIII, aparte de una colección de cuadros impresionistas increíble. Pero para mi la joya, como no, es Hopper. No sé que tiene este pintor que a mi me encanta.

Hopper, Edward The Lighthouse at Two Lights 1929 Oil oncanvas 29 1/2 x 43 1/4 inches The Metropolitan Museum of Art, New York. Existe una reproducción traída desde NY que cuelga en mi habitación...

Es la primera vez que me echan de un museo: “The Museum is closed now”. Ya me había avisado la mujer de la taquilla: “Te cobro solo un dólar porque esto está abierto hasta dentro de una hora.” Recomiendo a todo aquel que pasé por NY por primera vez le dedique día a este museo. Yo así lo haré la próxima vez que vuelva.

Una conferencia de toros en NY: el día termina escuchando la conferencia de Rosa en el club taurino de NY. Oír hablar de toros en inglés es toda una experiencia, ya que tienen el vocabulario adaptado. Las palabras técnicas propias del mundo taurino se dicen en castellano; ahora bien, hay expresiones propias y exclusivas de este mundo que se dicen, de nuevo. en castellano, y luego toca un minuto de explicación en inglés, porque los que las inventaron no pensaron que habría que usarlas en inglés. Pero el público aquí es aficionado a los toros, y saben de lo que hablan, y valoran cada palabra de Rosa que de esto sabe tan bien como lo explica. Y hasta en ingles.

martes, 25 de octubre de 2005

NYC: Dia 6


La ONU necesita una buena reforma: ir a la ONU es como ir a un lugar donde uno siempre ha deseado estar. Si tu vocación es la de periodista, seguro que has soñado alguna en te mandan de corresponsal a la ONU para tratar con los diplomáticos, ponerles en aprietos con preguntas sagaces y esperar una respuesta común, nada original y poco comprometedora. Si tu vocación es la de salvar el mundo, crees en el orden internacional, en representar a tu país, quieres lucir tu palmito en cocktails y recepciones y terminar contestando preguntas nada originales y poco comprometidas, tu sitio está también en la ONU, pero de diplomático. Soñar es gratis.
La ONU está de cumpleaños. Sesenta años cumple esta institución esbozada en un buque de guerra estadounidense anclado, si mal no recuerdo, en frente de Argentina, donde Churchill y Roosvelt (pedazos de políticos) hablaron de crear una organización internacional para garantizar la paz. Luego vinieron las conferencias de Moscú (1943) y la de San Francisco (abril-junio de 1945) que concluye con la Carta de las Naciones Unidas.
Hoy la ONU está acomplejada con sus arrugas, sus defectos, sus imprecisiones. Como un actor del starsystem venido a menos, cree que con plancharse las arrugas está todo solucionado, cuando en verdad el actor tiene que reciclarse, ir de nuevo a una escuela de interpretación, y remachar su trabajo. Eso es lo que tiene que hacer la ONU. No sé cómo, pero sé que es necesario. Necesario para todos.
La ONU debería de empezar a renovarse rehabilitando su sede central (aquí los yanquis lo llaman Cuartel General, que suena mejor); durante mi visita por este paraíso de las relaciones internacionales, los vetos, los embargos y los procesos de paz, noté que las instalaciones estaban arcaicas, ancladas en la década de los cincuenta. Éste edificio necesitaría cambiar de mobiliario: no es normal que la zona destinada a invitados en el Consejo de Seguridad estén con sillas que datan de la época de la crisis de los mísiles de Cuba. Tampoco es normal que la Asamblea General tenga el mismo mobiliario que cuando el embajador ruso se quitara el zapato para golpear con ella la mesa en señal de protesta ante la votación de la crisis de Corea. Es más, en toda la visita no se ve ni un solo ordenador. Eso sí, limpio está. Como una patena.
La visita es un poco timo: una simpatica y bajita china te cuenta lo que ya sabes. Tampoco te impresiona las salas, puesto que cuando las ves en la pantalla de tu casa se ve más grande (A modo de nota a pie de página: ¡Qué casualidad! Me pasó lo mismo en el Congreso de los Diputados. ¿Será que el poder siempre quiere aparentar ser más grande de lo que realmente es?) Aunque eso de estar en un lugar donde se ha fraguado gran parte de la historia del siglo XX tiene su punto fetiche. Podré decir yo he estado allí.
Los Rockefeler han hecho mucho por la cultura en éste país, quizá por altruísmo, quizá para limpiar sus conciencias, seguro que para desgrabar impuestos. Sin en la NYPL tenían múltiples mármoles recordando sus donativos, aquí, en la ONU, se le reconoce haber pagado los terrenos donde está construida.
No dejó de parecerme curioso que aquí los policías sean de la ONU, tengan un servicio postal propio y hasta un cajero automático del banco de la ONU (otra nota para el pie: si alguien ha visto la película "la intérprete", todo esto le sonará). “Están ustedes en territorio internacional. Si cometen un delito aquí dentro, no serían juzgados de acuerdo a las leyes estadounidenses, sino de acuerdo con las leyes internacionales” dice riéndose la guía turística. Pienso en cometer algún delito, leve, para que me manden a la Haya que aún no la conozco. Así me podría salir el viaje gratis. Pero entre que aún me queda mucho por conocer de NYC, y que no me apetece que me toque en la celda al lado de Milosevic, decido salir de la ONU y tomar un taxi camino de Central Park.
De Central Park a los Dakota: Tras la frustración de la ONU, necesito reconfortarme, y decido ir al Museo Histórico de Nueva York atravesando Central Park.
Este parque jamás te desilusiona. Aparte de descubrir la pista de hielo que patrocina aquí el amigo Donald Trump, me encuentro con el puente más conocido de todo el parque. Es un momento de ensueño que he intentado inmortalizar (foto).
Los nueyorkinos están comiendo, tomando el sol en tanga (me pareció fuera de lugar hacerle una foto a un tipo en tanga, pero créanme que así era) disfrutando de su parque. No voy a ser uno menos y me tiro en medio del césped, ese que sale en todas las películas, con el resultado de una siesta de 20 minutos en Central Park. Otro momento fetiche.
Camino del museo histórico de Nueva York, paso por delante de los Dakota, edificio donde vivía John Lennon y a cuyas puertas fue asesinado. Hay mucha gente haciendo fotos. El conserje-portero, custodia la puerta para que nadie la sobrepase. Este edificio sigue siendo uno de los más exclusivos de NY. Se dice que Madona intentó comprar un piso, pero que la comunidad de vecinos se negó. Por lo visto, en algunos edificios, la comunidad puede vetar a nuevos vecinos.
Terminó por hoy diciendo que de las tres plantas del museo histórico de NY solo merece la pena la última, donde el Centro Henry Luce III para estudios americanos exhibe su colección de lienzos, muebles, armas, armaduras, vestidos, etc.
Una exposición sobre los esclavos de NY te recibe y despide en el museo. Nada del otro mundo. De nuevo, medio fraude. Menos mal que siempre nos quedará el Metropolitan.
Fotografías: FOTO1: Pistola de la Paz, del escultor Carl Fredrik Reutersward situada a la entrada de la ONU. FOTO2: El puente de Central Park. FOTO3: no es un montaje: esto es central park. Al fondo, las torres Times Warner, sede de la CNN

lunes, 24 de octubre de 2005

NYC: Día 5

Nueva York está repleta de los edificios más emblemáticos. Todo el mundo conoce el Empire, el Chrysler Building, el Rockefeler Center. Impresiona ver todos esos edificios en un solo paseo. Pero si los usas como referencia visual estas vendido, ya que a resultas de lo cual te das un paseo de unos 17 kilómetros en un día.
Ya se sabe que la profesión va por dentro: por eso a uno le ha impresionado el emblema que corona la puerta de AP, situado en el Rockefeler Center. Para muestra la foto.
En el Deli: Tras un largo paseo por la Quinta Avenida, donde están las tiendas más exclusivas del mundo, terminamos comiendo en un deli (que aún no sé si viene de Delicatasen, opción poco probable, o de Delivery, opción aceptable y lógica). Los deli son una especie de cafetería, tienda, supermercado y hamburguesería a la vez, donde te puedes hacer las ensaladas, sandwish, hamburguesas, pasta, etc a medida, eligiendo los ingredientes, los panes o las salsas.
Es curioso, pero en NY la mayoría de los camareros son hispanos, principalmente de Méjico; los taxistas son, en cambio, hindúes, negros o árabes. Te sorprende ver en esta ciudad a taxistas con barbas de musulmán integrista, al rato que ves los tirabuzones de un integristas judío.
Volviendo al Deli, es muy difícil que te mueras de hambre en NY si no hablas ingles. Te das cuenta entonces de lo presente que está el español. Esta gente habla entre ellos en español, y casi prefieren que tu así lo hagas para pedir. En este Deli, cercano a la Estación Central, nos atendió un mejicano, que no regalo no sé cuantos ingredientes para nuestra ensalada, nos la cobró como si fuera tan solo de 3 dólares (costaba 6), y nos preparó una pasta exquisita. Fue quizá el día que más barato y mejor comimos.
Central Station: de nuevo te sientes como en una película. Esta vez en los hombres de Eliot Ness. La escena, aquella que a una mujer se le cae el caro de un bebe en medio de un tiroteo. La Estación central tiene ese aire antiguo pero exquisitamente cuidado. Todo esta impecable, reluciente, y eso que el goteo de gente es incesante. Tiendes a mirar a tu propio ombligo y te viene a la cabeza el intercambiador de Moncloa o la estación de Avenida de América. Aquí, en lugar de cafeterías zarrapastrosas, tienen restaurantes de, por la apariencia, alta calidad.
Estamos acostumbrándonos a todo: no me llamo la atención en el mes de julio que militares de campaña vigilaran el tren de cercanías que me llevaba al Escorial para un curso. En NY tampoco me ha llamado la atención que en esta estación militares de campaña patrullen con sus fusiles de asalto para preservar nuestra seguridad. El mundo ha cambiado, y nos hemos acostumbrado a que la guerra pueda saltar en nuestra casa.
The New York Public Labrery: entrar en la NYPL es como entrar en el paraíso de las bibliotecas públicas. Nunca me gustaron éstas para estudiar. Prefiero la mesa de mi cuarto, con la nevera con chocolate a dos pasos. Incluso prefiero la cama para los ratos más socorridos (más de un examen lo he estudiado tumbado). En esta biblioteca el ruido es igual: no lo escuchas pero esta allí. La gente es igual: obsesionada, aunque algunos dirían que concentrada, en sus libros. A mi, los que estudian siempre en bibliotecas, me parecen carne de psiquiatra. Pero el ambiente de esta biblioteca es sin igual. En la sala de estudio te sientes extasiado, y te dan ganas de iniciar estudios en ingeniería aeronáutica en 2 años. Luego te das cuenta que es igual que todas, que a los flipados de siempre les molesta hasta tu respiración y te hacen que te calles con el tipico “schhhhhh”.
Lo mejor de esta visita es que el que aquí escribe y ustedes leen es ya socio de esta biblioteca. De nuevo saltan las comparaciones: en la NYPL, solo te piden tus datos y que confirmes que son verdaderos con un ID (pasaporte). Luego, te hacen una foto (sí, aquí tienen una cámara digital y no te piden tu foto de carné). Te dan un carne tipo tarjeta de crédito, y ya eres socio, puedes sacar libros, acceder a Internet. Es más, ya tienes un ID (documento que sirve en EE.UU. para identificarte ) para lo que quieras. En nuestra Biblioteca Nacional, necesitas casi pedirle permiso a la ministra de cultura para acceder, aparte de tener que decirles qué vas a hacer exactamente. Pero, aparte de estos engorros que pueden llegar a ser compresibles, aquí la NYPL está montada para ser un espacio público: a sus puertas hay innumerables mesas donde la gente se sienta a leer, a charlar o a lo que guste. Es una idea que seria ideal copiarla. De todo hay que aprender.

Foto1: emblema de AP. Foto2: chica apoyada leyendo apoyada sobre el león que guarda los tesoros de la NYPL.

jueves, 20 de octubre de 2005

NYC: Día 4. (sin editar)

La torre de la Libertad: esta ciudad tiene muchos emblemas. El Empire, el Puente de Brooklyn, Times Square...pero sin duda, la Torre de la Libertad es quizá el símbolo más reconocido de esta ciudad. En su día, le pusieron el título de “la libertad iluminando al Mundo”. Era el primer monumento que veían los inmigrantes nada más llegar a los Estados Unidos.
Para llegar a la Torre tienes que tomar un ferry en el sur de la isla, que te lleva a la torre y a Ellis Island, que era el lugar donde paraban los buques provenientes de Europa llenos de inmigrantes. En la cola que teníamos que hacer había un genuino hombre negro armado con un instrumento musical que no había visto en mi vida (me soplan que es el instrumento que tenía el cangrejo de la sirenita). Cuando llegabas a su altura, te preguntaba el país de origen. Acto seguido te tocaba el himno nacional y una pieza singular. ¡Qué triste que fuera la Macarena de los del Rio!Es ejemplar que un país necesitado de inmigración haga un homenaje continuo a las personas que fueron “arrojados y desahuciados” sus tierras, como reza el poema Emma Lazarus, grabado en el pedestal de la torre. La estatua no hace más que iluminar con la libertad a aquellos que buscaban (o buscan) la libertad. En Ellis Island continua el homenaje a las gentes llegadas de lejos. En éste lugar era donde descendían los pasajeros de tercera clase para ser inspeccionados y registrados. El médico de turno apenas tenía unos minutos para decidir la suerte de la persona en cuestión. Si tenía algún síntoma de enfermedad contagiosa era rechazado y tenía que volver al continente europeos. Muchos de los que llegaron, al preguntarles el nombre, quedaban en silencio, quizá porque no comprendían la pregunta en un idioma ajeno. El funcionario de turno le rebautizaba entonces.Por mucho que pusieran monumentos para alumbrar a los recién llegados, el trato debía de ser parecido al del ganado. Se afanan en asegurar que los inmigrantes tenían un trato digno. A mi me viene a la cabeza imágenes de películas como el Padrino, cuando Vito Corleone llegaba a este país con apenas seis años. También es aquí donde se desarrolla alguna escena de la película Gans of NY. El trato que recibían quedaba grabado en las tristes fotografías y testimonios grabados que hay en el museo de Ellis Island.Wall Street: donde está el poder, está la fuerza. En WS el dinero se palpa en el rostro frenético de la gente, aunque verlos a las 1730, cuando están saliendo, supongo que les dará un aire menos estresante. Si el poder es económico, la fuerza se articula en los policías armados que custodian los alrededores, con fusiles de asalto, chalecos antibalas y provistos de casco. Esto policías de elite son de los poco gordos que se ven por aquí. En NY, los policías son enormemente gordos. y una se pregunta cómo harán para corre detrás del malo. No corren nunca detrás. Simplemente disparan.

martes, 18 de octubre de 2005

NYC: dia 3: un paseo por Central Park

Día III: En Bicicleta por Central Park. Un domingo genuinamente nueyorkino: desde que leí “NO LOGO”, de Naomi Klein, pensé que nunca iría a tomar un café a un Starbucks. Una vez, en Madrid, me propusieron tomar algo en el que hay en la calle Fuencarral. Me negué, claro está, y terminamos tomando ese algo en el Pepe Botella. Pues bien, en NY he tirado (mejor aplazado) mis principios, ya que he desayunado en un Starbucks situado en lo alto de un Barnes and Nobel, que es como la FNAC, pero a lo bestia. He de decir que no se desayuna mal, ya que el café lo puedes pedir expreso, el único café que un europeo puede considerar digno de ese nombre.
Tras comprar unos libros, revistas y los 10 suplementos del NYT, nos fuimos a una esquina de Circus Columbus, donde alquilan bicicletas. La chica que nos la alquilo era de Barcelona. Normalmente, cuando estas por el mundo y te encuentras a un español, como que te pones contento. Hay veces que esto no sucede. Esta fue una de ellas (sobre todo cuando nos acordamos de todo el árbol genealógico de su familia al salirse dos veces la cadena de una de las bicicletas).
Pasear, correr, patinar o montar en bicicleta por Central Park, es algo que hemos visto todos en las películas y series. Pero hay un lugar que nada más verlo lo reconoces: el estanque donde la gente alquila barcos teledirigidos y hace de regatista. Te viene a la cabeza una escena de una película donde el padre se desespera al ver el barco de su hijo barado en una orilla y su hijo que no aparece.
El fútbol (soccer para ellos), es un juego para ellas. Si te has pasado la vida escuchando que el fútbol es un juego de machos ibéricos vetado a las mujeres, deberías darte una vuelta por los campos de Central Park, donde los chavales juegan al rugby o al Baseball, mientras ellas le pegan patadas al esférico. Por cierto, menudas instalaciones deportivas tienen montadas en Central Park. Pero no todo es deporte en este parque de 341 hectáreas.
También hay lugar para la música, como un pobre solista poco agraciado o un grupo de jazz donde el trompetista tocaba dos de ellas a la vez. Aquí todos tienen un sentido del espectáculo, desde el camarero, al recepcionista de los apartamentos, pasando por el policía, hasta llegar a los chicos que dan volteretas por las calles. En Central Park nos encontramos a un grupo de personas negras que tenían montado su performance. Encima de bajar unas escaleras haciendo el pino, o dar tres mortales para atrás, estos te hacen reír. Son todo un espectáculo.
En este parque te da la sensación de que Nothing is imposible; la afición que quieras tener, la puedes desarrollar. Puedes ver a gente practicando sus deportes, bailando con patines con música puesta por la organización a un hombre de 120 años haciendo el pino sobre un banco, con un tacataca a su lado. Si tienes un hijo de pocos meses, no vas a dejar de correr o ir en bicicleta: le compras un megacarro o un sillín adaptado para la bicicleta y a correr.
De nuevo me sorprende una música maś que conocida para mí. El saxofonista de ayer, toca “Take five”, mi pieza preferida de jazz.

lunes, 17 de octubre de 2005

NYC:dia II (casi sin editar...)

El día empieza con un desayuno en un McDonald' s. Tenemos suerte de que en España no les ha dado por ofrecer esta comida. El café, ya me habían avisado, es aguado. La hamburguesa no es hamburguesa; el huevo revuelto no tiene sustancia y te ponen una especie de torta hecha con patata machacada que está cruda. El itinerario del primer día se inicia en China Town y Little Italy, para luego echarle un vistazo al City hall, al Brooklyn Bridge y a la Zona Cero (volveremos por aquí el lunes).China Town: mira que es suerte, venir a NY y que el China Town haya una especie de festival culinario, en el que los restaurantes, chinos claro, sacan unos puestecillos y venden distintas cosas por un dolar la ración. En teoría, luego podías votar al mejor puesto, pero aquí los camilones como que hemos pasado de votar. De primeras nos hemos metido una pasta con verduras y salsa de tomate más que picante. Luego nos metimos un rollito de primavera, también vegetal. En otro puesto, nos metimos un flor de loto, y unos nachos con frijoles (si, en un chino nachos...que nadie se sorprenda, esto es NY). De haber votado este sitio se hubiera llevado la peor nota. Finalmente fui seducido por una bandeja de sushi, es la primera vez que probaba el sushi y de entrada me ha gustado. Salvo esto último, todo lo que comimos fue vegetariano: aparte de unos ciertos recelos, se quitan las ganas cuando ves una especie de asador de aves que hay por aquí, que tienen toda la pinta de haber muerto de fiebre aviar. Pero no todo va a ser comida. En China Town, básicamente lo que hay es tienda de chinos, como los hay en Madrid, aunque menos cutres; venden de todo, igual que los chinos de Madrid, y llegas a la conclusión de que esto es una multinacional oculta que intenta implantarse por todo el mundo sin dejar hueco a más comercio. Aquí todo se adapta al bario: en China Town, los letreros son en chino; el MacDonald's es en chino; los policías son chinos; los exploradores de la policía (voluntarios los llaman) también son chinos; y mejor: por aquí están de elecciones a la alcaldía, y mientras la gente se ponía las botas con los rollitos y arroces, un voluntario repartía propaganda a favor del Mayor Bloomberg. Si te veía cara de chino, te daba un folleto totalmente en mandarín; pero si no tenías las ojos rasgados te lo daba en inglés. En un primer momento me largo un folleto en ingles, pero volví con cara de chino y me largo el de los garabatos. Ahora tengo que descifrarlos, porque no es el mismo folleto; a los chinos los intentan engañar como chinos. A los otros, supongo que también. Little Italy: no hay mucho que decir de Little Italy, más que ha sido invadida por China Town; es un barrio lleno de restaurantes italianos, con captadores que te intentan convencer que su restaurante es el mejor para saciar el hambre. Los edificios son cada uno de un color, con estética diferente pero manteniendo algún rasgo común.Un primer vistazo al Brooklyn Bridge y a la Zona Cero: desde China Town partimos por Broadway rumbo al puente de Brooklyn. De paso, vimos los edificios federales, los juzgados, y el ayuntamiento, un edificio de estilo neoclásico; detrás un parque, con una estatua dedicada a Horacio, conocido por los que hemos pasado por Historia del Periodismo Universal. A la derecha, un primer vistazo al puente de Brooklyn, al que le dedicaremos su debido tiempo el lunes, cuando volvamos al distrito financiero y a Ellis Island. Luego, tras andar un poco, la iglesia de Saint Paul. Y justo, a sus pies, la zona cero. Solo decir que impresiona el vacío y emociona las pinturas que se exponían, hechas por niños que habían perdido a familiares muy cercanos en los atentados. Encontrarte a gente “famosa” en Nueva York: dicen que es común encontrarte a actores, cantantes, escritores...conocidos en el mundo entero por las calles de Nueva York. Lo que no nos esperábamos era encontrarnos con el juez Garzón a las puertas de Central Park. Imaginamos que venía o iba de la Metropolitan Opera House. Éste es un edificio singular, con una fachada descubierta a base de grandes cristales, que deja traslucir un impresionante hall donde confluyen varias escaleras. Configurado como un patio central, sobre el hall dan cada una de las plantas. Tuvimos suerte al llegar porque pudimos ver la salida de una representación, con gente vestida con sus mejores galas. El ruido a la altura de un piso 24: es extraño estar a estas alturas y escuchar con claridad los cascos de los caballos que van hacia Central Park; de hecho, mientras termino éste post, un melancólico saxofonista toca una pieza muy conocida cuyo titulo trato de recordar el título.Pensando que como en Madrid no nos da para un piso, hemos mirado los precios en un edificio que se está construyendo en un lateral de Central Park. Para abrir boca, un apartamento de dos habitaciones se sitúa en 2 millones de dolares, aunque claro que seguro que no tendría vistas al parque. Pero si tienes la suerte de tener otros 3 millones más, te puedes comprar el megapiso.

sábado, 15 de octubre de 2005

Desde Nueva York: Dia I :la llegada...

He pegado el salto y estoy en Nueva York. Así inicio esta serie desde NYC.
Tramites: todo aquello que te cuenten sobre los impresos que tienes que rellenar en el avión para entrar en Los Estados Unidos es verdad. Te preguntan si del 30 a 1945 te dio por perseguir a estadounidenses o cualquier ciudadano de un país aliado. Deberían actualizar un poco los folletos. Los policías de aquí son como los de las películas (bueno, ya sé que es al revés, pero desde que estoy aquí respeto aún más el trabajo de los cineastas que copian la realidad). Pero sin novedad, sin interrogatorios ni preguntas, te sellan el pasaporte, te toman las huellas y una foto. Tu te afanas en sonreír y poner buena cara pero, aviso a futuros pardillos, te da igual porque no ves el resultado de la foto (malo porque después de 8 horas de vuelo que cara vas a tener).
Mi primer taxista: los taxistas son, también, como los de las películas. Mi primer taxista ha sido un indio que no debía de tener más de 15 años, pero era genuino. Aquí no te ponen la COPE, y te dan palique. Detrás de la mampara puedes hacer tu vida.
Broadway y Time Square: lo primero que he visto de esta ciudad ha sido el espectáculo de Broadway, con sus carteles luminosos anunciando musicales y series de TV, aunque también los telediarios. Esto es puro espectáculo. Me ha encantado, de manera singular, los anuncios de “Sex and City”, conocido al otro lado del charco como “Sexo en Nueva York”. Prometo postear una foto de sus carteles, as soon is posible. En un momento se forma un corro de gente. Asisto a mi primer espectáculo callejero. Tres negros empiezan a realizar una coreografía, con volteretas y saltos que suponen un desafío real a la gravedad. Claro que eran todo músculos.En esta ciudad esperas que de una esquina, salga Scorsese o Woody Allen y diga con un megáfono: “corten”, y entonces todos se revuelven y dejan su papel de figurantes.
Mi hot Dog el hambre apremia, y ya eran las 23 cuando Rosa me llevó al Virgil's. Unos nachos, unos jalapeños y un genuíno. ¡Qué bueno estaba todo! Lo más gracioso es que en el sitio no te ponen servilletas. Yo siempre me quejo de que te ponen las mierdas de papel, que te limpias un poco y se desintegran. Pues en el Virgil's te ponen, agarrense, una toalla que por más que te empeñes no consigues ensuciar. Por si fuera poco te dan otra ardiendo para que te quites toda la grasa del perrito, por no hablar de la montaña de nachos (bautizado por Rosa como las Rockie Mountain pero en nachos).Central Park: mientras posteo desde un piso 24, tengo, nada más y nada menos, a Central Park a mis pies. Veo como la gente corre, y me dan ganas de calzarme unas deportivas y echarme a correr. El cielo está plomizo y llueve, como no para de hacer desde hace unos días, según me cuenta Rosa. De momento solo ha sido en forma de shower, como llaman aquí.
El Jet Lag no existe: otro mito que se me cae. Te dicen que lo peor de dar el salto es lo del sueño. Pues no es cierto, porque yo he dormido como un lirón hasta las 7 de la mañana. Hay que reconocer que te vas dejando una parte de tu cuerpo en cada uso horario que atraviesas, y que llegas un poco cansado, pero razón de más para dormir mejor.
Me he despertado a esta hora, para hacer mis deberes matutinos, entre ellos escribir esto, pero sobre todo porque nada más abrir los ojos y ver la vista que tienes, con los rascacielos (aquí lo normal es un edificio como el de Torre España) y el Central Park, te convences de que no puedes perder el tiempo durmiendo en la ciudad que nunca duerme, porque de ser así te lo estarías perdiendo. Lo siento señores, tengo que ponerme a rodar mi película en este escenario que es Nueva York.

jueves, 13 de octubre de 2005

7 minutos para medianoche

Si dijera simplemente que nos quedan 7 minutos para que llegue el día del Juicio Final, más de uno se pondría histérico pensando en las cosas que le toca hacer antes de verse delante del Gran Jurado. Otros pensarían que me he vuelto loco de remate, pero en verdad, quedan 7 minutos para ese juicio. Mejor me explico.
En 1947 encargaron a la artista Martyl Langsdorf que ideara una portada para el Bulletin of the Atomic Scientists en la cual se representara el riesgo de las armas nucleares.
A Martyl, esposa de un científico que participó en el Proyecto Manhattan, se le ocurrió dibujar un reloj que marcara los minutos que nos quedaba a la humanidad para que todo esto se fuera al traste después de un hecatombe nuclear.
Desde entonces, un consejo de sabios van ajustando el reloj dependiendo de la evaluación de los riesgos a escala internacional. Así, si hay más riesgo, la manecilla de los minutos se acerca más a medianoche.
El punto de partida se situó a 7 minutos para la medianoche. Era el nacimiento de la guerra fría, con una URSS sacando pecho porque EE.UU había desarrollado la bomba atómica y la había usado en Hiroshima y Nigasaki para acelerar el final de la guerra (y evitar con ello que la URSS llegara a Japón a través primero de Korea). Un año antes, Kennan (un alto funcionario del Departament of State) escribía, bajo el pseudónimo “X”, The long Telegram donde describía el riesgo que suponía la URSS para el mundo libre y capitalista, así como daba algunas pautas para una política de los EE.UU. Era, por tanto, el inicio de una época donde el riesgo de destrucción de la humanidad era palpable.
Con el paso de los años el reloj se iba ajustando. El punto de partida se sitúo a 7 minutos para midnight; dos años más tarde se redujo a tan solo 3 minutos: la URSS había hecho sus primeros ensayos con bombas nucleares.
En 1953 el reloj se volvía a ajustar, a solo 2 minutos para medianoche: EE.UU y la URSS habían desarrollado mecanismos termonucleares, lo que suponía una apuesta por estas armas.
En 1960 el reloj volvió a su punto de partida, a 7 minutos del JF. En la década de los 60 el reloj llegó a situarse a 12 minutos de la medianoche, precisamente después de la crisis de los misíles de Cuba (1963): la superación de esta crisis supuso el inicio de un diálogo entre las dos potencias que terminó con la firma de un acuerdo de no proliferación. La irrupción de China como potencia nuclear (1968), supuso de nuevo un adelanto del reloj, hasta los 7 minutos para el JF.
La firma de varios acuerdos (de no proliferación ratificado por el Senado de los EE.UU y el SALT I y II) retrasan el reloj, hasta los 12 minutos (1972). Pero la llegada de la India al Club Nuclear en 1974 hizo que el reloj se adelantara a los 9 minutos.
En los 80, las acciones del terrorismo internacional, la guerra de Afganistán y la llegada de Regan a la Casa Blanca (con la famosa Guerra de la Galaxias que supuso triplicar el gasto en defensa de la superpotencia) hicieron que el reloj se situara a tan solo 3 minutos para el final.
Pero éste crecimiento en el presupuesto militar estadounidense hizo que la URSS no pudiera seguir el ritmo. La firma del tratado entre las dos potencias para eliminar parte del arsenal nuclear (1988), la caída del Muro de Berlín (1989) y los acuerdos STAR (Strategic Arms Reduction Treaty) posibilitaron que el reloj se situara en 1991 más lejos que nunca del final: a 17 minutos de la oscuridad postatómica. Pero la caída de la URSS trajo consigo la falta de control de los arsenales nucleares desimanados por todas las antiguas repúblicas soviéticas. En 1998, Pakistán hace público lo que ya tiempo a tras se sabía: poseía el arma nuclear, igual que su vecina y mayor rival, la India. El reloj pasó entonces a 9 minutos para la medianoche.
Finalmente en el 2002 se situó el reloj a 7 minutos para el final. Los ataques del terrorismo internacional, así como el rechazo de EE.UU a firmar más acuerdos para el control de sus arsenales, hace que el reloj se situara tal y como se había situara como hace casi 60 años. Curiosamente, el grupo de expertos evaluó el riesgo de la guerra de Irak, y llegó a la conclusión de que no había razones para adelantar el reloj que marca la llegada del Apocalipsis.
Así que hoy estamos a 7 minutos para medianoche. Sigue vigente la frase de Einstein: "I do not know with what weapons World War 3 will be fought, but World War 4 will be fought with sticks and stones".
Esperemos que la siguiente vez al reloj le toque retrasarse, pero es significativo que tras 60 años, con una guerra fría superada, pero con más actores nucleares, sigamos en el mismo punto de partida. Y todo pese a premios Nobeles recientes (éste artículo de Liberation no tiene desperdicio).
Otros enlaces: Nuclear Weapons Data y unos mapas publicados por la fundación Carnegie (copiado de asinosonlascosas)

viernes, 7 de octubre de 2005

A lo peor es que no sé escribir


Ando unos días de aquí para acá, con líos de todo tipo; llevo una semana sin leer la prensa, pecado capital y sin absolución; escucho la radio, porque para eso no hay que hacer esfuerzo, y veo algún noticiero por la caja tonta; y llevo una semana sin escribir una sola línea para mí. En cambio, escribo algo absurdo que es a qué me pienso dedicar los próximos cuatro años, Ministerio de Educación mediante. Es un coñazo de papeles, firmas....
He intentado escribir algo sobre las vallas de Ceuta y Melilla, y no he podido. Se me acumulan las ideas, no quiero caer en lo que ya se ha dicho, y termino pensando que para decir que inhumano es todo y que me quiero bajar, aunque sea en marcha, de todo esto.
Hace un rato que me he puesto a leer el blog de Rosa, que hoy se ha ido a un homenaje al maestro Navalón, antes de partir a Nueva York (Rosa, ya lo cuento porque ha salido en la prensa de Salamanca, gracias a Carmen Esteban). Rosa es la mejor cronista que puede haber (no te sonrojes, pero el canapero del otro día fue una pasada). Además me ayuda con frases taurinas, que son como una filosofía: “el toro bravo se crece en el castigo” o “no te preocupes, el ruedo es redondo, y terminan volviendo”. Y por si fuera poco, es la que me promociona droga dura: música.
Luego he saltado al blog de mi amigo Carlos, que me hace sonrojarme delante de ordenador cuando leo lo que me pone en un invento llamado Orkut que aún no he tenido tiempo de indagar (mi primer propósito era que una estona de tremendos ojos azules me aceptara como su amigo o para lo que ella quisiera...pero luego me han seducido otros ojos azules más reales y con acento del rio de Plata). Carlos ha posteado hoy acerca de un amigo suyo que iba por el mundo de nazi de boquilla, pero que, tras ver como pegaban a gente,
se ha dado cuenta de que él no puede hacer daño a nadie, y ha abandonado toda pretensión de arreglar (perdón, quise decir estropear) el mundo con violencia y palizas por doquier.
Me he parado un rato a leer el blog de Laura, una persona que escribe con una intimidad apabullante, tanto que a veces tengo la tentación de coger el teléfono y pedir permiso para profanar su intimidad. Pero recapacito porque tengo miedo de que me diga que hoy no toca leerla.
El último post hablaba del eclipse, de las sombras de un árbol y de una canción, Sleepy California, que llevaba escuchando tiempo, pero que no sabía de quién era. Yo en casos extremos acudo a mi amigo Tito, que es un hacha y se sabe todas las canciones. Una vez le tarareé una canción por el messenger y el campeón dio con ella. Algún día le pasaré el mail a Laura, quizá ella le ponga en un mayor aprieto.
Por cierto, ya me estoy bajando la canción...ya se sabe, para que no me manipulen y me forme la opinión por mi mismo. Todo esto porque ayer la afable señora del Mastiopiero (mi sitio preferido para cenar pizzas, criollas y dulce de leche, todas ellas tan argentinas como la dueña) me hecho una bronca de cómo tenía que ser un periodista. Menos mal que la soñara no se entero de que llevaba una semana si saber escribir.
Tras una parada en las voces de Laura, he saltado de nuevo al de esa señora al que uno le debe en esta vida todo y más. Todo porque su último post era sobre lo que yo quería escribir. A lo mejor yo exagero, pero me encanta cómo escribe.
Todos estos escriben como magos de las palabras, todos cronistas de la vida. Mientras, yo solo siento ansiedad por escribir algo, y no me sale. Lo del pánico al folio en blanco es mentira, porque yo lo lleno, pero de tonterías. Nada, estoy en crisis creativa. Tengo que hacer como hace la pintora de mi casa, que es castigar al lienzo cara a la pared.
Mientras escribo escucho a Ricardo Arjona, un tipo que me ha descubierto, como no, Rosa. No paro de escuchar una canción que se llama “historia de un taxi”. Éste tipo es como un poeta pero cantado. Tiene frases carne de SMS para sentenciar amores y conquistas.

Seleccionaré unas canciones, algo de éste Arjona con Algo de Calamaro, pero todas canciones de desgarro. Voy a ponerme a leer Juliano el Apostata, hasta que me conquiste Morfeo. Espero que me brinde un bonito sueño. Quizá que soy escritor...no... mejor: un simple poeta en el frente de la paz y con el amor en la retaguardia...

Pie de foto: Prueba de que no sé escribir es mi caligrafía ininteligible. Foto y cuaderno: MOEH