lunes, 12 de enero de 2009

Insomnio dominical

Se queja Tomaktoma de lo poco que escribo en éste foro. Razón no le falta. Puedo prometer y prometo que a éste respecto no pienso prometer nada. Que luego me como las promesas.

Hace tres minutos estaba ya en la cama. Pese a que mañana no hay que madrugar -- estoy de largas vacaciones -- pensé en irme a dormir pronto: la 1.45. Sin éxito. Sólo porque es domingo, y yomime no duerme los domingos. Ojos abiertos como platos. De fondo, el programa de toros de la SER, que en muchas ocasiones ha servido de buen somnífero. Hoy parece que no. Así que me he acordado de Tomaktoma y he decidido: voy a darles el coñazo a mis 14 lectores con esto de que los domingos no duermo, a ver si duermo.

Siempre, decía, ha sido así: el domingo no es un día en el que me logre dormir a voluntad. Da igual que me acueste a las 22 (poco plausible, soy de la opinión de que quien se acuesta a la par que las gallinas tiene un serio problema, que le hace más cercano a las aves), a las 0 (es una hora que me gusta, porque al día siguiente haces el cálculo fácil de cuantas horas has dormirdo), a las 3...da igual. Es domingo y me tengo que ganar siempre el sueño.

Nunca he sufrido de insomnio el resto de la semana. Bueno, salvo un año en que me dio por no poder dormir más de 4 horas al día. Como vino el estado de insomnio, se fue. Eso sí, los domingos nones.

En mi casa, en mi familia, es importante analizar como duerme uno. La primera conversación del día gira entorno a eso. "Hoy no he dormido nada", suele ser el titular en boca de casí todos. Da igual que los ronquidos que llegan desde los distintos pasillos lo desmienta. "Hoy he dormido como un niño, hacía años que no dormía", opción remota, pero que es recibido por el resto con reacciones como "lo necesitabas", "eso es que tu cuerpo ha dicho basta" o "por fin te has relajado". Otro mantra lleno de razón que resuena en los desayunos es éste: "El insomnio solo lo entiende quien lo sufre". Yo no soy mero espectador en todo esto, y deslizo también mi informe de sueño con bostezos, con siestas anunciadas, que fuerza la pregunta: "¿has dormido mal?". Y entonces, rienda suelta...

Lo importante: ¿Por qué no duermo de entrada los domingos, como los lunes, los viernes o los miércoles? Dirán algunos que es porqué tengo la preocupación de empezar la semana laboral. Bien, pero esta hipótesis se cae porque los domingos vacacionales como éste, aquí me ven escribiendo sobre mi sufrimiento de los domingos. Además yo últimamente los domingos son víspera de mi fin de semana, ya que el lunes veo como la gente inicia su actividad mientras yo mato a la mía.

Otra hipótesis: es porque el sábado has dormido muy bien. Se cae. Ha habido sábados en los que dormir no estaba en los planes, y llegaba Don Domingo, y nada: a escuchar el programa de los toros a ver si los cuernos me daban por desconectar.

Pero éste insomnio es distinto a otros. El insomnio dominguero me lo tomo con resignación, y con un punto de humor. Me dedico en la oscuridad de mi cuarto -- que bonito me ha quedado esta frase -- a hacer ejercicios de poner la mente en blanco y entonces no paro de pensar en cosas, en pensar el argumento de una novela... y últimamente se pasa por la cabeza un reto: escribir la biografía definitiva de Belén Esteban. Creo que puedo llenar 40 páginas sin mencionar a Jesulín.

Son ya las 2.24, y éste servidor se va a intentar dormir... ¿Y una biografía de Paquirrín?

1 comentario:

ro dijo...

Madre mía, un programa de toros para dormir.. ¡a mí pocas cosas me podrían alterar más!

Si el domingo que viene ataca de nuevo el insomnio, se me ocurre que una forma efectiva de poner la mente en blanco sería pensar, por ejemplo:
"¿Qué habrá dentro de la cabeza de Yola Berrocal?"
A mí me provoca un vacío casi aterrador.

Pero en fin, no me tengas muy en cuenta, al fin y al cabo yo en invierno me convierto en gallinácea..