lunes, 23 de enero de 2006

Tenemos Estatut:

“El nacionlasimo es la solución a un problema que no existe”. Es una cita que no recuerdo de quien es (ayuda: me suena que es de Levi Strauss, el otro, no el de los vaqueros.)
Mussolini: “el nacionalismo es una religión política”.
Jaymes Joyce: “una nación es la misma gente viviendo en el mismo sitio”.
Massimo D’ Azzelio: “hemos hecho a Italia, ahora tenemos que hacer a los italianos”, después de lograr la unificación italiana.

Quizá todas estas frases tengan cada una mucho de verdad, y otro tanto de mentira. Las recojo de entre mis apuntes de clase con uno de los mejores profesores que he sufrido.
No me gusta aquel nacionalismo que por haber nacido en cualquier lugar del planeta uno sea mejor o peor ser humano.
Estoy contento con que el Estatuto de Cataluña vaya por buen camino. Nadie puede negar que en Cataluña hay un sentimiento nacionalista.
No puedo opinar sobre el contenido porque no lo he leído.
No se me erizan los pelos de la piel por pensar que en España hay más de una nacionalidad. Aquellos que dicen que España es Nación desde los Reyes Católicos les pido que reflexionen sobre el término mismo: Nación no podía ser porque el término coge impulso histórico en el siglo XVIII, el siglo de la Ilustración y del inicio de las libertades. El significado de nación va directamente unido al de soberanía nacional, que nos dice, simplificando, que el poder reside en los ciudadanos. Todo ese significado, el de nación en el sentido liberal, fue torpedeado por las fuerzas conservadoras de España durante el siglo XIX.
Son los ciudadanos catalanes los que han decidido elegir a estos representates, que han negociado con los representantes elegidos por todos los españoles a través de las urnas. Se ha hecho política, se ha negociado, se ha intentado incorporar a todas las fuerzas. En definitiva es la expresión del nacionalismo, el nacionalismo que yo admiro: el nacionalismo cívico que culminara en un referéndum.
Además confío en todo el aparato institucional, como puede ser el Tribunal Constitucional. El Estatut es una buena expresión de nuestra capacidad democrática. Felicidades por ello.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Sufrir con Fuentes? Tú no, seguro que no. Hey, gracias por el link. ;)