Análisis
Paul Wolfowitz ha sido nombrado por unanimidad del Consejo de Administración del Banco Mundial, Presidente de está institución. Wolfowitz, es un neocon que ya desde el Think Tank New American Century había defendido la guerra de Irak. Como vicesecretario de Defensa en el primer gobierno de Bush, ha sido siempre señalado como el Halcón de los halcones de la Casa Blanca.
El BM tiene su origen en los acuerdos de Bretón Woods, y en la actualidad tiene como función de reducir la pobreza mediante préstamos de bajo interés, créditos sin intereses y apoyos económicos a las naciones en desarrollo (ver http://es.wikipedia.org/wiki/Banco_Mundial).
La elección ha sido posible gracias a que “el voto per cápita de los ciudadanos norteamericanos equivale a 38 veces el voto de los ciudadanos chinos, y en su conjunto el G7 alcanza hasta el 45% de los votos.” En realidad, EE.UU. tiene plenos poderes para designar Presidente.(ver http://www.fespinal.com/espinal/castellano/visua/es112.htm#1).
La manera de actuar del BM recibe muchas críticas. Este organismo, concede créditos y apoyo financiero solo a países que reúnen unas cualidades impuestas por el propio organismo. El BM tiene un poder enorme, ya que proporciona garantías de inversión para proteger a las compañías en países de “riesgo no comercial”. Los Estados pobres tienen que plegarse a los condicionamientos del BM, porque sin estas garantías están perdidos, ya que los inversores privados importantes son recelosos de invertir.
Además, para conceder determinadas créditos a proyectos concretos, el BM aprovecha para exigir cambios en aspectos que nada tienen que ver con el proyecto, como la liberalización de determinadas parcelas económicas. Muchos detractores señalan que el BM se pliega más al sector privado, ya que defiende en lo económico políticas liberales.
Con la elección de Wolfowitz como presidente de este organismo de cooperación para el desarrollo se asegura cuanto menos la línea continuista de esta organización. Los neocon vuelan más allá, y habrá que estar atentos a las exigencias que este organismo imponga para dar créditos y garantías.
De momento, la elección de éste halcón ha suscitado la protesta de destacados economistas europeos. En una carta abierta, economistas de la talla de André Sapir (quién presidiera en 2003, a petición de la Comisión Europea, una comisión de expertos para elaborar un informe sobre el crecimiento económico de la Unión) o el español Ramón Marimón, profesor de la Pompeu Fabra de Barcelona, denunciaban el proceso de selección como “desfasado, antidemocrático, opaco y cada vez menos adaptado para la selección de la mejor persona” al tiempo que acusaban al candidato estadounidense de "no ser favorable a las instituciones multilaterales y que no haber testimoniado jamás su apoyo a las organizaciones de cooperación al desarrollo".
Además, para conceder determinadas créditos a proyectos concretos, el BM aprovecha para exigir cambios en aspectos que nada tienen que ver con el proyecto, como la liberalización de determinadas parcelas económicas. Muchos detractores señalan que el BM se pliega más al sector privado, ya que defiende en lo económico políticas liberales.
Con la elección de Wolfowitz como presidente de este organismo de cooperación para el desarrollo se asegura cuanto menos la línea continuista de esta organización. Los neocon vuelan más allá, y habrá que estar atentos a las exigencias que este organismo imponga para dar créditos y garantías.
De momento, la elección de éste halcón ha suscitado la protesta de destacados economistas europeos. En una carta abierta, economistas de la talla de André Sapir (quién presidiera en 2003, a petición de la Comisión Europea, una comisión de expertos para elaborar un informe sobre el crecimiento económico de la Unión) o el español Ramón Marimón, profesor de la Pompeu Fabra de Barcelona, denunciaban el proceso de selección como “desfasado, antidemocrático, opaco y cada vez menos adaptado para la selección de la mejor persona” al tiempo que acusaban al candidato estadounidense de "no ser favorable a las instituciones multilaterales y que no haber testimoniado jamás su apoyo a las organizaciones de cooperación al desarrollo".
Hasta ahora, la carrera profesional de Wolfowitz nada ha tenido que ver con la economía mundial, ya que se ha dedicado a las Relaciones Internacionales y de Seguridad y Defensa (distintos puestos con 6 Presidentes de los EE.UU., Embajador en Indonesia durante tres años, decano y profesor de Relaciones Internacionales en la Escuela de Estudios Internacionales Avanzados de la Universidad Johns Hopkins, antes de ser número dos del Pentágono).
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