Vaya por delante que esta teoría no es mía. Se la escuché a un tío mio, que vive en Salamanca, dato menor, por otra parte para la exposición de la misma.
La teoría mide el éxito mediante la evolución del número de llaves que uno lleva encima en distintas etapas de su vida.
Venimos en bolas al mundo, y sin llave alguna. La primera que te puede caer es la de un joyero (versión femenina) o una caja de metal (versión más masculina) para guardar ajuares / ahorrillos que uno acumula. La siguiente que te cae es las llaves de casa: los padres ya te ven responsable como para que vuelvas solo a casa y te abras tu solito la puerta.
El siguiente paso, hacerse con la llave de una moto, de un coche. Luego viene el piso, primero de alquiler, y luego casa propia. Rondas los cuarenta y tienes llaves de casa, llaves del coche, y puede que hasta llaves de un despacho donde trabajas. ¿Una llave más? Ganas pasta, mucho éxito, es hora de comprarse una casa en la playa.
Has llegado al tope de las llaves a los 45-50 años. Pero te pueden ir aún mejor. Si sigues teniendo éxito profesional y el dinero entra a raudales (esto no es ni mucho menos sinónimo) ahora te empiezas a deshacer de las llaves: tienes chófer, fuera la llaves del auto; tienes servicio en casa, a lo mejor hasta mayordomo...¿para qué llevar las llaves de casa? Así que de cuantas más llaves te deshagas a los 60 años mejor te habrá ido.
Aunque ojo, puede pasar todo lo contrario: que las cosas te vayan muy mal, no puedas pagar la hipoteca, y te vayan quitando las llaves hasta de la caja de metal donde guardabas los ahorrillos de chaval; por eso es importante que tu puedas prescindir de las llaves, y no que te las sacudan.
Yo veo mi llavero. A esta altura (la mitad del recorrido de la teoría), no tengo ninguna llave que abra ninguna cosa en propiedad.
jueves, 28 de mayo de 2009
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2 comentarios:
Vamos a creer que hay muchas "llaves figuradas", no ¿? De esas que no vemos, pero que sabemos a ciencia cierta que están ahí.
Yo tengo un par de esas, y son las que realmente abren las puertas más sitiadas.
Un besi, Moeh.
Lo que dice Mar es cierto...
Te comparto un texto de Galeano, muy a tono:
"En Caracas, el amigo es mi pana o mi llave: pana, por panadería, la fuente del buen pan para las hambres del alma; y llave por...
- Llave, por llave - me dice Mario Benedetti.
Y me cuenta que cuando vivía en Buenos Aires, en los tiempos del terror, él llevaba cinco llaves ajenas en su llavero: cinco llaves, de cinco casas, de cinco amigos: las llaves que lo salvaron..."
(El Libro de los Abrazos, Eduardo Galeano)
Un fuerte abrazo desde Nicaragua.
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