Uno de los miembros de mi familia - se dice el pecado, no el pecador - si te dejas alguna moneda suelta por la casa, se la apropia, sin preguntar por el dueño. "¡Ese euro es mío!", a lo que te responde: "Ahora no. No haberlo perdido" Es imposible argumentar que lo habías apoyado allí: se lo agencia y punto.
Argumenta que todo ese dinero que vamos perdiendo por la casa, es dinero, aunque sea un solitario céntimo. Tiene razón. Por eso me he dedicado a almacenar esas inútiles monedas de 2, 5 y 10 céntimos en un bote, durante cosa de un año y medio. El resultado son 44 euretes con el que me voy a subvencionar un reproductor MP 3 cuando el mio terminé de agonizar y no soporte más celo ni supreglu.
La familia del canadiense Pascal, de vista en España
Solo me queda dar dos agradecimientos: a Caja Madrid por proporcionarme unos plásticos para empaquetar mi tesoro, ahorrándose tener que contarlo, y a la familia de Pascal, que han posado para mi Flickr previo pago de exclusiva con parte de los fondos aqui mostrados en el reportaje.
Solo me queda dar dos agradecimientos: a Caja Madrid por proporcionarme unos plásticos para empaquetar mi tesoro, ahorrándose tener que contarlo, y a la familia de Pascal, que han posado para mi Flickr previo pago de exclusiva con parte de los fondos aqui mostrados en el reportaje.
2 comentarios:
El recolector aludido:!me has dejado sin recursos extras!...pero has aprendido el valor de los centimos...
Pues vaya con Pascal...ahora cobrando exclusivas y todo...esto de salir en internet es como "Gran Hermano"...
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