miércoles, 26 de julio de 2006

Lecturas de verano

Lo confieso: no tengo ganas de escribir. Ha llegado el calor, y con ello me he aplatanado. Escribir como lo hago aquí (¡y tan mal!) , es cosa del otoño, del invierno, de la primavera, pero casi nunca del verano.El verano es para leer. Para leer lo que a uno le venga en gana. En la playa no es muy recomendable llevarse lectura pesada, aunque yo confieso que Guerra y Paz me la ventilé en un verano. El ejemplar termino lleno de arena y de crema protectora. En el fondo Guerra y Paz es un largo folletín, ¡pero qué pedazo de folletín!
En verano, sobre todo en ese sitio hortera al que vamos todos los veranos (las playas turísticas), cuyo templo es el chiringuito (con los hombres sin camiseta enseñando sus pechos cubiertos con pelos y más pelos), hay que llevarse lectura ligera, que no mala.
Todos los años (me doy cuenta que me estoy convirtiendo en un viejo de costumbres fijas, y esto no puede ser porque me veo siendo un conservador en todos los sentidos) me compro un par de novelas de espías, de abagados yanquis (no le veo salida a una novela ambientada en la Audiencia Nacional) o de mafiosos y me los llevo conmigo de paseo. Cuando me canso de la playa turísitica (algo que sucede muy pronto) me refugio en la fantasia desbordante de estos libros. Tres autores no pueden faltar: Frederick Forsyth, John le Carré (para los espías estos dos) y John Grisham (para los abagados). De estos tres autores, os recomiendo Los Perros de la Guerra, de Forsyth; Single and Single de le Carré; y el Socio de Grisham, pero cualquier titulo de estos tres puede valer como lecturas de veraneo.
Haciendo memoria, recuerdo que me compre La Reina del Sur nada más salir al mercado. Lo mejor fue que me encontré con el autor, Don Arturo, nada más salir de la Casa del Libro. Odio a los que asaltan a la gente por la calle con "¿me lo firma?", asi que le dejé en paz...pero me hizo gracia la situación. Pérez-Reverte es otro autor muy cómodo para llevar a cualquier parte. Me refiero a sus libros, no a él en persona: ¿se imaginan un día con Pérez -Reverte en la playa?
Un buen, pero reciente, amigo canadiense me contaba el otro día que en su primera visita a España fue a parar a un complejo turístico en Salou. Para mejorar su español, se compró la novela erótica de Las Edades de Lulu, de Almudena Grandes. "Como yo no sabía mucho de que iba", me contaba por el Skype, "me la lleve a la playa, y en fragor de la lectura me animé (se erectó). Tuve que hacer un gran esfuerzo y concentrarme en una señora fea para que se me bajará la inflacción (tiene el vocabulario como lo tiene). Al día siguiente me compre Misericordia de Galdos, y no hubo más erecciones" Asi que ya saben...no se lleven lecturas eróticas a la playa,¡ que me escandalizan al personal!
Por cierto, ¿alguna lectura recomendada para llevar a la playa?¿Qué libro se van a llevar estas vacaciones?
Pie de Foto: Mientras mi sobrina dormía, Lupita me tomó prestado el libro y se puso a leerlo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

A leer se ha dicho.

Moeh Atitar de la Fuente dijo...

¿Marchando una de Puzzo?

Anónimo dijo...

Esos consejos será para los que veranean, que otros nos quedamos en casa, currando. Margo, por ejemplo.

Moeh Atitar de la Fuente dijo...

Toda la razón, Margo. Los que os quedaís en casa (yo me quedaré algún tiempo también), teneís el disfrute de toda vuestra excelsa biblioteca.
Margo, podías recomendarnos alguna novela....