sábado, 25 de agosto de 2007

Un poco de orden

Estoy apurando las últimas horas de vacaciones, antes de incorporarme a un nuevo trabajo, con mucha ilusión.

Lo primero es tener un poco de orden en la habitación; estas dos fotografías las tomé hace una semana, cuando volví de mi periplo por el corazón de Europa. El desorden que se aprecia en la de la izquierda es creado: el orden siempre se genera a partir del caos.

viernes, 17 de agosto de 2007

CdB: Amsterdam desde Madrid y cierro cuaderno

Ya escribo desde Madrid; el martes volvimos de Amsterdam a Bruselas, y si no escrito antes es porque estaba realmente rendido: patearte una ciudad como Amsterdam en menos de dos días es lo que tiene.

Amsterdam me ha gustado mucho. Más allá de la ciudad (sus canales, sus parques y su arquitectura son "dignas de elogio") creo que es una ciudad donde individualmente puedes hacer lo que te venga en gana dentro de unos límites bien marcados.

Como digo, lo que me ha gustado es la vida estructurada alrededor de los canales; seguramente mi opinión cambiaría sin tanto sol y sin la temperatura agradable que nos acogió; tienen una vida saludable estos pueblos que se mueven en bici, salvo que la dieta no les acompaña: tanta patata y tanta salchicha echa por tierra todas las horas encima de una bicicleta.


Precisamente lo que me ha llamado la atención es la cantidad de restaurantes argentinos que hay. Hay tantos que uno piensa que se tiene que ir a Buenos Aires para comer comida holandesa.
Decía que la libertad individual tiene unos limites bien marcados. La prueba más palpables es la prostitución y los Coffee Shop. El barrio rojo es cutre a más no poder, en una decadencia eterna, que interesa ya más a los turistas que a los clientes de las meretrices. Los Coffee Shop son los que son, y uno esta vez nos lo ha pisado, porque viniendo de donde uno viene, no tiene ningún interés y no flipa con ese ¿romanticismo? de un fumadero.

Me he llevado un gran chafón con el museo del pintor de una oreja. En el Van Gogh lo importante es hacer caja. La cola que hay no depende de cuanta gente puede soportar el museo, sino de la habilidad de los taquilleros. La consecuencia es que tienes que hacer cola para ver un cuadro, rodeado de gente que se lanza sobre el lienzo sin importarle que tu estés en el medio. Consecuencia: vimos los cuadros desde lejos, y a paso ligero, porque el museo no invitaba al deleite. Aparte de que para ser un museo dedicado a un pintor, poquitos cuadros tienen. Vaya, un timo de a 10 euros.


De Bruselas me queda poco que decir. El último día me cené los mejillones de rigor, compartiendo mesa y mantel con Laura, una compañera de carrera que guerrea como periodista por los pasillos de la comisión. Antes habíamos pasado una buena mañana (caminando como tontos como siempre) en el museo del Comic, viendo libros de segunda mano, o tomando un algo en Le Sablon.

Puedo presumir (si se puede puede presumir de esto), que ya conozco bastante bien la capital europea, y que tengo mi sitios imprescindibles. Esta ha sido la cuarta estancia, y vendrán más. Pero ya no me sorprenderá tanto, pero si la disfrutaré yendo a tomarme un algo al café de los belgas, cenando mejillones, disfrutando de un gofre por la calle, simplemente pasearme por los parques de Ixel o volver a ver los museos que más me han gustado.

Me quedará para el próximo viaje desvelar un misterio que atormenta: ¡qué día de la semana toca sacar la basura y de que color tiene que ser la bolsa!

Cierro el Cuaderno de Bruselas, esperando ampliarlo en próximos capítulos. Os dejo con las fotos de Amsterdam: de las 349 que hice, he seleccionado para mis 14 queridos lectores un puñado. Espero que os gusten.

lunes, 13 de agosto de 2007

CdB: Brujas

Hoy tocaba Brujas ¡Qué decir de la Venecia del norte! Lo mejor es ir a verla, o en su defecto darse una vuelta por el Flickr.

La vez anterior vi la ciudad con prisas y a pie; esta vez en bici y despacio, de vacaciones y sin la resaca de una entrevista de trabajo a mi acompañante de viaje. La ciudad gana aún más.

Queridos 14 lectores (si es que alguno sigue por aquí): me voy a dormir, que me espera la próxima estación: Amsterdam.

domingo, 12 de agosto de 2007

CdB: Reabriendo el cuaderno de Bruselas

Vuelvo a Bruselas. Han pasado cuatro meses desde la última vez, que solo fue para un día, con una rueda de conferencias sobre temas de defensa.

Esta vez serán cinco días, con dos en Amsterdam, acompañado por Rosa y cuatro cámaras en total. No hay tiempo para más. Una boda de un conocido nos espera el próximo viernes.

No haber dormido nada en las últimas 24 horas me ha hecho pegarme una buena siesta en el avión, y rematarla con una ya más seria, de las de camisón y orinal. Descansar me hacía falta.

El video
Antes de todo un vídeo que se ha currado la Rosa (tiembla Almodovar, tiembla). La parte en la que visitamos museos y vamos a conciertos no la hemos puesto. Vendrán más.



Lo que no podía faltar. Se ha convertido en una costumbre cada vez que vengo a Bruselas a ver a una conocida que tengo: un buen watarzooi de pollo en el restaurante Le Cirio, situado en uno de los laterales de la Bolsa, y abierto desde 1886. La bebida típica del sitio es el half and half, y lo sirven en una copa alargada, porque no es otra cosa que una mezcla de vino blanco con un toque de champán. ¡No vean como se lo beben las ancianitas de 80 años!

Marcha bruselina. Hace un año me llevaron a la Place Chatelain a ver como se divertían los snob. Esta noche ha tocado darse una vuelta por Saint Géry, donde estaba la gente tomándose sus cervezas y sus vinos; poca copa en las mesas: aquí, aparentemente, beben tranquilos, de otra manera.

Una galería. He abierto un set en mi Flickr con las fotos del viaje; espero que os gusten. Me voy a dormir.


domingo, 5 de agosto de 2007

Esa cosa llamada amor

Se lo he visto a Rosa, y no me he podido resistir a buscar la versión original, cantada por la mítica y bajita Edith Piaf, y el alto y joven Théo Sarapo, el último marido de la Piaf, quien la acompañó en sus últimos y tormentosos años, enganchada a la morfina.





Solo por el gesto con el que Edith llama a Teo al escenario merece la pena verlo.

Y ya saben, mis queridos catorce lectores: si están enamorados no cuesta nada decirlo, pero no vale en vano, que nos conocemos:

Mais toi, tu es le dernier !
Mais toi’ tu es le premier !
Avant toi y avait rien
Avec toi je suis bien !

C’est toi que je voulais !
C’est toi qu’il me fallait !
Toi que j’aimerais toujours…
Ça sert à ça l’amour !

miércoles, 1 de agosto de 2007

Nudo en el estómago

La reconoció por los bucles dorados de su pelo, y el color azul de sus ojos; los mofletes rojos habían casi desaparecido, y ahora parecía más esbelta, más hecha que 20 años antes.

Enseguida sufrió una regresión en el tiempo, y se retrotrajo hasta aquella tarde en el que esa niña con nombre francés le arrojó la carta de amor que él le había escrito, y en el presente de 2007 resonaron las crueles palabras de aquella aparente niña dulce le dijo: "¿Pero tú qué te has creído?"

Estuvo apunto de agacharse a coger la carta, cómo había hecho aquella tarde, y por su cuerpo le recorrió la misma sensación de vergüenza, y no pudo evitar mirar alrededor para buscar a aquellos compañeros que habían sido testigos de esa derrota en medio de un recreo.

"¿Te acuerdas de mí?" le dijo casi con la misma voz. "¡Cómo no!", respondió él con tremenda frialdad, para preguntarle mientras le arrebataba de sus manos su última novela: "¿Queras que te la dedique?".

No la dejó responder. Dejó de lado el boligrafo bic con el que había estado toda la mañana firmando con la fórmula "con cariño y gratitud por ser mi lector", y sacó de su americana la misma pluma Waterman con la que había escrito 20 años antes la denostada carta de amor, y escribió:

"20 años no son nada para olvidar. ¡Que te den!"