Es el único titulo que se me ocurre para esta fotografía, tomada por el mes de agosto en un edificio de la plaza de España, cuya entrada se convirtió en un refugio a una tarde inesperada de lluvia.
Estos zapatos, sin duda, tuvieron la culpa de que aquella tarde de agosto lloviera en Madrid.
1 comentario:
Donde yo trabajo se ven zapatos de ese estilo...y peores.
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