Llevo bastantes días sin escribir en éste blog. Tengo un post pendiente sobre las medinas. Ya tengo un borrador, pero no me gusta.
Llevo unos día liado con todo y con nada, con mis guerras y mis paces, y veo mi blog personal abandonado. No puede ser. Tengo que escribir más a menudo, aunque sea poco. Y ya llevo un año con éste blog, donde cada día me encuentro más agusto y más libre.
Estoy preocupado porque aún no ha estallado la primavera, mi primavera. No sé que pasa este año, pero estoy fuera de honda.
Ayer volví paseando por las calles de Madrid, con Rosa y Christian , un bloguero que he conocido en un Congreso Internacional de Periodismo y Blogs (solo el título esta lleno de cosas que no fueron). Me encanta pasear por Madrid. Y de noche más, porque siento que me pertenece, que solo es mía.
En mis paseos de vuelta a casa siempre me encontraba con mendigos habituales; dos, tres a lo sumo en todo el trayecto. De un tiempo a esta parte, no puede distinguir ya cuales son habituales y cuales no lo son. Y me da rabia, porque detrás de cada mendigo hay una historia de triunfos y de fracasos, pero no solo del que la soporta, sino sobre todo de toda la sociedad. De un tiempo a esta parte, hay más y más. Y no puede dejar de pensar: la concejala de la materia es Ana Botella, quien se llevó la sede de la Concejalía a la calle más pija y cara de Madrid. Cada día más mendigos, señor Gallardón; tal vez no los vea, pero ayer estaban muy cerca de su casa. Dese un paseo, señor alcalde.
Me voy a leer Cosecha Roja (un regalo de mi amigo Carlos, al que le tengo prepardo un post) mientras me conquista Morfeo con sus formas humanas .
Llevo unos día liado con todo y con nada, con mis guerras y mis paces, y veo mi blog personal abandonado. No puede ser. Tengo que escribir más a menudo, aunque sea poco. Y ya llevo un año con éste blog, donde cada día me encuentro más agusto y más libre.
Estoy preocupado porque aún no ha estallado la primavera, mi primavera. No sé que pasa este año, pero estoy fuera de honda.
Ayer volví paseando por las calles de Madrid, con Rosa y Christian , un bloguero que he conocido en un Congreso Internacional de Periodismo y Blogs (solo el título esta lleno de cosas que no fueron). Me encanta pasear por Madrid. Y de noche más, porque siento que me pertenece, que solo es mía.
En mis paseos de vuelta a casa siempre me encontraba con mendigos habituales; dos, tres a lo sumo en todo el trayecto. De un tiempo a esta parte, no puede distinguir ya cuales son habituales y cuales no lo son. Y me da rabia, porque detrás de cada mendigo hay una historia de triunfos y de fracasos, pero no solo del que la soporta, sino sobre todo de toda la sociedad. De un tiempo a esta parte, hay más y más. Y no puede dejar de pensar: la concejala de la materia es Ana Botella, quien se llevó la sede de la Concejalía a la calle más pija y cara de Madrid. Cada día más mendigos, señor Gallardón; tal vez no los vea, pero ayer estaban muy cerca de su casa. Dese un paseo, señor alcalde.
Me voy a leer Cosecha Roja (un regalo de mi amigo Carlos, al que le tengo prepardo un post) mientras me conquista Morfeo con sus formas humanas .
Buenas noches a todos.
2 comentarios:
Me gustó mucho tu post, Moeh. Estoy completamente de acuerdo contigo, a mí también me gusta mucho pasear por Madrid de noche, tienes razón en eso de que es "más tuya". Ya te lo comenté en otra ocasión.
Por cierto, "tu primavera" sí que ha comenzado ya... si no date un paseo por Fuenla. ;)
¡Un saludo!
Nunca he descartado acabar viviendo en Madrid. Cada vez que voy me imagino cómo estaría yo por allí. Supongo que acostumbrarse al ritmo frenético de una ciudad como esa no debe ser muy complicado. Pero digerir que cada vez que vas a dar un paseo de noche te vas a encontrar con una realidad tan triste... eso ya es más complicado.
Supongo que no se puede confiar una materia como ésta a alguien que se se parece mucho a las señoras de la magnífica película Plácido, de Berlanga.
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