Enfrentarse a una caja de bombones es enfrentarse a la elección. La apariencia juega mucho; también que le ha metido dentro del "maestro chocolatero". ¿Café? No, gracías; ¿licor? supone asesinar al chocolate; ¿Con frutas dentro? Eso es una porquería, y los peores los mon chéri.
Hagan el experimento, mis queridos 14 lectores. La próxima vez que les regalen una caja de bombones o quieran contribuir a su diabetes latente -- que no diabetis -- comprándose una cajita, con la excusa de que el chocolate levanta el ánimo, comprueben que siempre, al final, quedan unos cuantos, los que nadie quiere desea hasta que no les queda otra.
Queda demostrados, pues, que la santa madre de Forest Gump no tenía razón, o el chaval no se explicaba bien: si la vida es una caja de bombones, todo el mundo intenta evitar lo que no quiere...pero al final hay que terminarse el puto bombón relleno de fruta...
1 comentario:
A mi me gusta más la manera de explicarlo en My Blueberry Nights, cuando de todas la tartas sólo queda la de arándanos, la unica q nunca se vende:
Elizabeth: So what's wrong with the Blueberry Pie?
Jeremy: There's nothing wrong with the Blueberry Pie, just people make other choices. You can't blame the Blueberry Pie, it's just... no one wants it.
Alia
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